Emergencia en Afganistán
12 millones de niños y niñas
necesitan ayuda.
Afganistán es uno de los peores lugares del mundo para ser niño, especialmente para las niñas. Se sitúa en la posición 180 de 191 países según el Índice de Desarrollo Humano. El país lleva años sumido en la inestabilidad política, situaciones de conflicto, o el deterioro de la economía, que deja altas tasas de pobreza y enfermedades.
A esto se unen los desastres naturales, recurrentes en el país, tales como el terremoto de magnitud 6.0 que sacudió el este de Afganistán en la noche del 31 de agosto al 1 de septiembre, seguido de varias réplicas. El epicentro se localizó en la provincia de Nangarhar, al este de la ciudad de Jalalabad. Se estima que más de 500.000 personas se han visto directamente afectadas. Aldeas enteras resultaron dañadas o destruidas, y las repetidas sacudidas han derrumbado estructuras debilitadas. Los desprendimientos de rocas y los corrimientos de tierra siguen cortando el acceso a varios distritos, mientras que muchas familias permanecen desplazadas a la intemperie por miedo a nuevos derrumbes. Además, en pocos meses toda esta situación empeorará con la llegada del invierno, que deja a la población en situación de mayor vulnerabilidad.
¿Qué está pasando en el país?
Afganistán sigue siendo escenario de una de las mayores crisis humanitarias del mundo, con casi 23 millones de personas necesitadas de ayuda humanitaria, de los cuales 12 millones son niños y niñas. Décadas de conflicto, desastres climáticos extremos y un grave declive económico caracterizado por una elevada tasa de desempleo, escasez de efectivo y aumento de los precios de los alimentos han sumido a millones de personas en la pobreza. Aunque la respuesta humanitaria ha evitado una catástrofe, la situación no ha mejorado y algunos sectores, como el de agua, saneamiento e higiene, han empeorado. La sequía y las crisis económicas continúan siendo los principales impulsores de las necesidades humanitarias.
Desde la llegada al poder por los talibanes en agosto de 2021, las mujeres y las niñas han sufrido una serie de medidas restrictivas que limitan las libertades básicas y las oportunidades de obtener ingresos, crean barreras para acceder a los servicios y las excluyen de la educación secundaria y superior.
Las prohibiciones a las mujeres para trabajar en muchos sectores, limitan su participación en las comunidades y su acceso a los servicios, violando sus derechos humanos fundamentales. Esta eliminación sistemática de mujeres y niñas de la vida pública tendrá efectos devastadores en Afganistán y en la infancia afgana, y afectará a las generaciones venideras: conducen al aislamiento social y económico, la angustia mental y las estrategias de afrontamiento negativas.
A su vez, Afganistán sigue registrando elevados retornos desde los países vecinos, Irán y Pakistán. Aunque esta tasa se estabilizó a principios de 2024, el endurecimiento de las políticas en los países de acogida han provocado un nuevo aumento de los retornos en los últimos meses. El gran número de retornos desde Irán, que siguió a un repunte de retornados desde Pakistán, está ejerciendo una enorme presión sobre un sistema de respuesta ya de por sí frágil. El último repunte se ha producido después de que el Gobierno de Irán impusiera el 20 de marzo como fecha límite para que todos los afganos indocumentados abandonaran el país.
Por otra parte, Afganistán ocupa el quinto lugar entre los países con mayor riesgo climático del mundo, con una tasa de calentamiento superior a la media mundial. Las inundaciones, sequías y otros peligros naturales están muy extendidos unido a un entorno operativo complejo y una grave falta de financiación.
Grave crisis humanitaria en el país
Las niñas y los niños están experimentando lo peor de una crisis compleja y sin precedentes en Afganistán.
La transición política, los desastres recurrentes como inundaciones, deslizamientos de tierra, sequías y terremotos, los impactos adversos del cambio climático y las crecientes restricciones a las mujeres y las niñas han aumentado los riesgos de protección y las necesidades humanitarias a nivel familiar.
Las necesidades humanitarias en todos los sectores se han expandido desde 2021 y revelan la falta de resiliencia entre las comunidades vulnerables y las consecuencias de la disminución de la inversión para satisfacer las necesidades humanas básicas.
Salud y nutrición
La situación sanitaria y nutricional es trágica, con más de 14 millones de personas que necesitan atención sanitaria básica. Además, la precariedad de las instalaciones y las prohibiciones ya mencionadas, podrían provocar una reducción del número de personas, especialmente mujeres, niñas y niños, que acceden a los servicios sanitarios y nutricionales. Cualquier interrupción de estos servicios tendrá consecuencias nefastas para las poblaciones que ya se encuentran en situación de alto riesgo.
Las malas condiciones de agua, saneamiento e higiene en el país contribuyen al aumento de la malnutrición, especialmente entre los lactantes, los niños y niñas más pequeños y las madres, una situación agravada por las enfermedades diarreicas y las malas prácticas de higiene.
Las necesidades de agua, saneamiento e higiene siguen siendo alarmantes: el 27% de los hogares rurales dependen de fuentes de agua no mejoradas, en comparación con el 13% de los hogares urbanos, y el 36% de los hogares rurales utilizan instalaciones de saneamiento no mejoradas, en comparación con el 13% en las zonas urbanas.
Se estima que este año más de 820.000 niños y niñas requerirán tratamiento para la desnutrición aguda grave.
Un sistema de atención de la salud frágil y un acceso desigual a los servicios, especialmente en las zonas rurales, afectan gravemente a las poblaciones vulnerables, ya que el 91% de los hogares enfrentan barreras para el acceso.
Educación y alfabetización
La llegada del gobierno talibán en 2021 afectó significativamente al sistema educativo y al derecho a la educación de los niños, niñas (especialmente estas) y jóvenes.
Esto da lugar a un número creciente de niños sin escolarizar, tendencia que persistirá ya que las niñas que completan el sexto grado no tienen opciones para continuar su educación, congelando así su futuro.
El impacto de las políticas en los servicios educativos basados en la comunidad, combinado con el estancamiento económico, ha llevado al 11% de los hogares a dejar de priorizar la escolarización debido a los desafíos económicos, frente al 4% en 2023.
Protección de la Infancia
Los riesgos de protección son primordiales, ya que el 23% de los hogares informaron de al menos un incidente de protección en los últimos meses, frente al 19% de 2023. Además, el 21% de los hogares citó la violencia comunitaria como una preocupación de protección.
El riesgo de artefactos explosivos sigue representando un peligro significativo para la infancia, lo que se traduce en un elevado número de víctimas infantiles.
La precaria situación de las economías familiares obliga a miles de niños y niñas a trabajar.
Las restricciones impuestas a las trabajadoras humanitarias por el Gobierno Talibán influyen en la protección de mujeres y niñas, que son ahora más vulnerables.
La crisis actual y la incertidumbre de las mujeres para ejercer sus derechos, crean un entorno propicio para el aumento de la violencia de género, que ya afecta al 46% de las mujeres afganas.
Respuesta de UNICEF
UNICEF está presente en Afganistán desde 1949 y nuestros equipos continúan allí para salvar, proteger e impulsar las vidas de los niños y niñas. No les dejaremos solos, ni abandonaremos el país. Contamos con 11 oficinas operativas, lo que nos permite llegar a cada rincón.
Los años de experiencia en el país nos han permitido establecer redes y generar confianza entre la población, por lo que podemos responder de forma ágil y efectiva a las situaciones humanitarias que se suceden. Las necesidades de los niños y niñas afganos más vulnerables y sus familias no tienen precedentes.
Nuestra prioridad en estos momentos es lograr distribuir la ayuda humanitaria en los lugares más remotos y entre los niños y niñas que más lo necesitan. dando acceso a las familias a servicios básicos de calidad.
En paralelo, desde UNICEF estamos trabajando para dar respuesta a la población que se ha visto afectada por el terremoto del pasado 31 de agosto, movilizando equipos, suministros y recursos en múltiples sectores, con una base operativa en Jalalabad para abordar las necesidades urgentes en las zonas más golpeadas.
- Agua, saneamiento e higiene: estamos transportando de forma urgente el agua en camiones cisterna en las zonas más afectadas por el terremoto. Para apoyar las prácticas seguras de higiene, distribuimos pastillas de jabón, kits de higiene familiar y tabletas de purificación de agua.
- Salud y nutrición: los equipos móviles están ayudando en el tratamiento de los heridos, la detección de la desnutrición y la prestación de primeros auxilios psicológicos. Con un brote de diarrea acuosa aguda en curso, ampliamos las medidas preventivas y de tratamiento de las enfermedades transmisibles, incluido el sarampión. Desplegamos tiendas de campaña de alto rendimiento para que sirvan como centros de salud temporales en zonas donde las instalaciones han sido dañadas o destruidas, o para apoyar los centros de salud sobrecargados.
- Educación: estamos estableciendo espacios temporales de aprendizaje para garantizar la continuidad de la educación mientras se llevan a cabo las evaluaciones de los edificios escolares dañados. También vamos a proporcionar materiales escolares.
- Protección de la infancia: estamos dando apoyo psicosocial a niñas, niños y cuidadores y desplegamos trabajadores sociales adicionales para gestionar los casos de protección infantil. Se están estableciendo espacios protectores para la infancia, y se proporcionarán servicios de localización y reunificación familiar para las niñas y niños no acompañados y separados.
- Preparación para el invierno: estamos distribuyendo kits que contienen suministros esenciales para el hogar (por ejemplo, utensilios de cocina), lonas para refugios, 5.000 kits de ropa de abrigo para el invierno y mantas.
Los niños y niñas de Afganistán sufren las consecuencias de la violencia, la desnutrición y la falta de oportunidades, a lo que ahora se suma el devastador impacto del terremoto. Desde UNICEF necesitamos todo el apoyo posible para acompañarles y protegerles.
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