Siete años después del desplazamiento forzoso de los rohingya, los niños siguen sufriendo ataques en el estado de Rakhine

Siete años después del desplazamiento forzoso en masa de los rohingya de Myanmar, los niños y niñas siguen sufriendo ataques mortales en el estado de Rakhine
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NUEVA YORK/KATMANDÚ/BANGKOK, 24 de agosto de 2024 – Siete años después de que cientos de miles de rohingya huyeran de la violencia y la persecución en Myanmar, el conflicto continúa agravándose en el estado de Rakhine, en la costa occidental del país, donde se ha producido un aumento de víctimas y desplazados en el municipio de Maungdaw. Un creciente número de personas buscan refugio y protección en Bangladesh.
UNICEF ha recibido informaciones alarmantes sobre cómo los civiles, en particular los niños y las familias, están sufriendo ataques o han quedado atrapados en el fuego cruzado, causando muertos y heridos graves. La labor humanitaria en Rakhine se ha vuelto extremadamente difícil. Los servicios esenciales, como el acceso al agua potable y la atención sanitaria, están en peligro, una circunstancia agravada desde enero por los cortes en la electricidad, las telecomunicaciones e Internet. La situación está afectando tanto a las actividades civiles como a las operaciones humanitarias.
“Siete años después de que una mortífera ola de violencia obligara a miles de familias a abandonar sus hogares en busca de seguridad, los hechos nos recuerdan las continuas amenazas que pesan sobre los niños y niñas en Myanmar”, ha declarado Catherine Russell, directora ejecutiva de UNICEF. “En Rakhine y en todo el país, los niños, las niñas y las familias siguen pagando el precio del conflicto con sus vidas, sus medios de subsistencia y su futuro. Las partes en conflicto deben cumplir con su obligación de proteger a la infancia”.
El 5 de agosto de 2024, bombardeos de artillería y ataques con drones causaron la muerte de unas 180 personas, entre ellas un número considerable de mujeres, niños y niñas, cuando intentaban huir de las hostilidades cerca de la orilla del río Naf, que delimita la frontera entre el sudeste de Bangladesh y el noroeste de Myanmar. Ese mismo día, unas 20.000 personas tuvieron que desplazarse a la fuerza de tres barrios del centro de Maungdaw.
Los días 6 y 19 de agosto se hundieron en el río Naf varias embarcaciones que transportaban a decenas de personas, muchas de ella mujeres y niños.
Desde el 13 de noviembre de 2023, la escalada del conflicto ha desplazado a unas 327.000 personas en el estado de Rakhine y en el municipio de Paletwa, en Chin. Esto eleva el total actual estimado de desplazados internos en el estado de Rakhine a más de medio millón de personas.
En todo Myanmar, la crisis humanitaria que se intensificó en febrero de 2021 sigue deteriorándose rápidamente, y los niños y niñas son los más duramente afectados por la incesante violencia, que deriva en graves violaciones de sus derechos, desplazamientos en masa y el colapso de los sistemas de salud y educación. La escalada de ataques y enfrentamientos ha provocado el desplazamiento de unos 3,3 millones de personas, de las cuales casi el 40% son niños y niñas. Se estima que este año 18,6 millones de personas – una cantidad sin precedentes, casi un tercio de la población del país–, incluidos 6 millones de niños y niñas, necesitarán ayuda humanitaria.
La población rohingya que huyó de los ataques y la violencia en 2017 se sumó a los refugiados que ya se encontraban en Bangladesh procedentes de anteriores oleadas de desplazamientos. Juntos, suman casi un millón de desplazados. Siete años después, cerca de medio millón de niños y niñas rohingya crecen en el mayor campamento de refugiados del mundo, y muchos de ellos nacieron allí. La comunidad de refugiados depende por completo de la ayuda humanitaria y vive en refugios temporales en campamentos masificados. En colaboración con el Gobierno provisional de Bangladesh y sus aliados, UNICEF les proporciona agua y saneamiento, ha establecido centros de tratamiento para la diarrea y facilita el acceso a servicios de salud y nutrición para niños y mujeres embarazadas, así como a una educación de calidad. UNICEF también ayuda a los niños afectados por la violencia, el abuso y el abandono, proporcionándoles servicios de protección y respuesta.
“El apoyo continuado de Bangladesh a la población refugiada –especialmente a los niños y niñas– es encomiable y fundamental”, ha afirmado Russell. “En los últimos 12 meses ha crecido nuestra preocupación por la situación de los campamentos en materia de seguridad y las violaciones de los derechos de la infancia. Estamos dispuestos a apoyar al nuevo Gobierno provisional de Bangladesh para garantizar que estos niños y niñas estén protegidos y tengan acceso a servicios esenciales”.
UNICEF hace un llamamiento a todas las partes en conflicto con el fin de que cumplan con sus obligaciones en virtud del derecho internacional humanitario y las normas internacionales de derechos humanos para proteger a los civiles, especialmente a los niños y niñas, y garantizar su seguridad y bienestar. UNICEF también hace un llamamiento para que todos los actores humanitarios tengan un acceso seguro y sin obstáculos que les permita prestar ayuda humanitaria.
Para colaborar con el trabajo de UNICEF para ayudar a los niños y niñas refugiados: https://www.unicef.es/colabora/unidos-por/unidos-por-refugiados
Acerca de UNICEF
UNICEF trabaja en algunos de los lugares más difíciles para llegar a los niños y niñas más desfavorecidos del mundo. En 190 países y territorios, trabajamos para cada niño, en todas partes, cada día, para construir un mundo mejor para todos.
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Ana Muñoz
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