Los niños de Sudán están «reducidos a piel y huesos», según UNICEF, que pide acción urgente

Declaración del representante de UNICEF en Sudán, Sheldon Yett, en la conferencia de prensa de hoy en el Palacio de las Naciones en Ginebra

bebé sudanés desnutrido

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GINEBRA/PUERTO SUDÁN, Sudán, 5 de agosto de 2025 – "La semana pasada he estado viajando desde Puerto Sudán hasta los estados de Aj Jazeera y Jartum, y he sido testigo directo del impacto que esta crisis —la crisis humanitaria más grande del mundo— está teniendo en los niños, niñas y sus familias".

Durante la misión, he visto hogares, casas y edificios destruidos. He visto nuestro almacén en Jartum saqueado y reducido a escombros. He visto que nuestros suministros humanitarios en ese almacén habían sido destruidos. He visto comunidades desarraigadas y niños y niñas que se habían visto obligados a huir viviendo en barrios superpoblados.

He conocido a madres que habían caminado largas distancias para ponerse a salvo, y a trabajadores sanitarios que seguían cuidando a los enfermos y desnutridos a pesar de los riesgos. También he visto como nuestros equipos y aliados trabajaban incansablemente, a menudo en condiciones peligrosas e inciertas, continuando la entrega de ayuda vital.

 He visitado Jebel Aulia, una de las dos localidades en el estado de Jartum en riesgo extremo de hambruna.

Las localidades de Jebel Aulia y Jartum soportan el 37 % de la carga de desnutrición del estado. Estas localidades también son las más afectadas por la violencia y las restricciones de acceso. He sido testigo de primera mano de cómo los niños y niñas tienen un acceso limitado, pero creciente, al agua potable, los alimentos, la atención médica y el aprendizaje. La desnutrición es generalizada y muchos de los niños están reducidos a piel y huesos. Los niños y las familias del barrio suelen refugiarse en edificios pequeños, dañados o sin terminar. Las carreteras son estrechas, fangosas y a menudo intransitables, y se vuelven cada vez más intransitables a medida que las lluvias continúan. 

El cólera se ha propagado rápidamente en este barrio. Los pocos centros de salud y de tratamiento nutricional que funcionan en la zona están muy saturados y repletos de gente. 

Con nuestros aliados, estamos haciendo todo lo que podemos. La seguridad sigue siendo precaria, pero está mejorando. Después de meses de esfuerzo, finalmente tenemos acceso a la comunidad, y continuamos apoyando los servicios sanitarios y de nutrición, agua y saneamiento, y reposicionando los suministros críticos donde más se necesitan. También estamos creando espacios seguros para que los niños aprendan, jueguen y se curen. Pero la magnitud de la necesidad es abrumadora y,  al igual que nuestros aliados, estamos al límite de nuestras fuerzas.

Lamentablemente, esta es la norma en todo el país y la situación se deteriora rápidamente. Los niños y niñas mueren de hambre, enfermedades y violencia directa. Se les está privando de los servicios que podrían salvarles la vida. 

Esto no es una hipótesis. Es una catástrofe inminente. Estamos al borde de un daño irreversible para toda una generación de niños y niñas, no porque nos falten los conocimientos o las herramientas para salvarlos, sino porque colectivamente estamos fallando en actuar con la urgencia y proporción que esta crisis exige. Necesitamos acceder a estos niños y niñas. 

Con los recientes recortes de fondos, muchos de nuestros aliados en el estado de Jartum y en otras partes de Sudán se han visto obligados a reducir sus actividades, y estamos intensificando nuestro trabajo, pero no podemos hacerlo solos. 

Necesitamos recursos y acceso sostenido para poder aumentar rápidamente nuestra capacidad en las áreas a las que ahora podemos llegar. Las tasas récord de admisión de niños y niñas que reciben tratamiento por desnutrición aguda grave en lugares como Jebel Aulia y gran parte del estado de Aj Jazeera son señales claras de que las necesidades son abrumadoras en las áreas que se han vuelto accesibles recientemente.

Debemos ampliar rápidamente los servicios vitales para los niños y niñas y necesitamos vías de acceso seguras y sostenibles para hacerlo, dondequiera que se encuentren.

Esto es especialmente crítico en las zonas más expuestas a la violencia y actualmente aisladas de la ayuda humanitaria, como Al Fasher, Dilling y Kadugli. Cada día que pasa sin acceso a estos lugares pone las vidas de los niños y niñas en mayor riesgo.

Como nos dijo una de las madres desplazadas: 'Desde que comenzó la guerra, mi hija ha caído en un estado de silencio, y puedo sentir su corazón latiendo con miedo'. 

Sus palabras son un escalofriante recordatorio de las heridas invisibles que esta guerra está infligiendo a los niños y niñas de Sudán.

Durante esta misión, y un año después en Sudán, he visto lo peor que una guerra puede hacer y lo mejor que la humanidad puede ofrecer en respuesta. Los niños y niñas de Sudán son resilientes. Han soportado la guerra durante más de dos años. Pero no pueden sobrevivir sin ayuda.

Seguimos pidiendo esfuerzos diplomáticos persistentes para la paz. Y mientras el conflicto continúe, todos debemos hacer colectivamente lo que esté en nuestro poder para apoyar a los niños y niñas; no podemos dejar que paguen el precio más alto por ello.

El mundo no debe mirar hacia otro lado. No ahora".

 

Para contribuir al trabajo de UNICEF en la emergencia de Sudán: https://www.unicef.es/causas/emergencias/sudan