"Los haitianos sufren algunas de las peores violaciones de derechos del mundo"
Declaraciones de Catherine Russell, directora ejecutiva de UNICEF, que ha informado al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre la situación humanitaria en Haití.

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NUEVA YORK, 22 de octubre de 2024 – “Hablo en calidad de directora ejecutiva del UNICEF y como Defensora Principal para Haití designada por el Comité Permanente entre Organismos para informar sobre la situación humanitaria en ese país.
Desde que les informé hace seis meses sobre la crisis en Haití, la catastrófica situación ha seguido deteriorándose. Cada día, los haitianos soportan algunos de los peores abusos, violaciones de derechos humanos y amenazas del mundo.
Según un informe publicado el mes pasado por la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, más de 3.600 personas habrían sido asesinadas en 2024 en Haití. Los grupos armados siguen cometiendo violaciones graves de los derechos humanos, especialmente contra los niños, incluidos asesinatos y mutilaciones. Además, el número de denuncias de violencia sexual y de género ha aumentado significativamente este año, afectando tanto a mujeres como a niñas y niños.
Los grupos armados también reclutan y utilizan activamente a niños en sus operaciones.
Se calcula que los niños y las niñas representan entre el 30 y el 50 por ciento de los miembros de los grupos armados. Se les utiliza como informadores, cocineros y esclavos sexuales, y se les obliga a perpetrar actos de violencia armada.
En todo el país, cinco millones y medio de personas, incluidos tres millones de niños y niñas, han necesitado ayuda humanitaria en lo que va de año. Casi la mitad de la población enfrenta una grave inseguridad alimentaria y un alarmante aumento de la desnutrición. Además, más de 700.000 personas, entre ellas más de 360.000 niños y niñas, se encuentran actualmente desplazadas internamente. Muchos han buscado refugio en casas de familiares o familias de acogida lejos de sus hogares, mientras que miles viven hacinados en campamentos o refugios, donde siguen expuestos a la violencia y la explotación.
El pasado fin de semana, los atentados en la zona metropolitana de Puerto Príncipe forzaron el desplazamiento de otras 4.000 personas. Este ciclo de violencia y desplazamiento se ha convertido en un patrón letal que está devastando las vidas de niños, niñas y familias.
La crisis también está privando a los niños de su derecho a la educación. Este año, más de 300.000 niños y niñas han perdido la oportunidad de aprender, ya que muchas escuelas han sido cerradas, atacadas o transformadas en refugios temporales para personas desplazadas. Con el inicio del nuevo curso, los niños y niñas no escolarizados enfrentan un mayor riesgo de caer víctimas de la violencia o ser reclutados por grupos armados. Además, la violencia y la inseguridad están debilitando la capacidad de los actores humanitarios para ayudar a los haitianos que más lo necesitan.
Aunque nuestros equipos han trabajado incansablemente para acceder a las zonas controladas por grupos armados, logrando cierto éxito, nuestro acceso sigue siendo limitado, desigual e impredecible. Como resultado, muchos de los 1,6 millones de mujeres, niños y niñas que viven en comunidades asediadas permanecen en gran medida aislados de la ayuda humanitaria.
A pesar de la violencia desenfrenada y las graves condiciones humanitarias, se continúa devolviendo a niños, niñas y familias a Haití. Muchos de los que regresan son extremadamente vulnerables, a menudo careciendo de recursos, documentación oficial y acceso a servicios esenciales. En algunos casos, los niños devueltos cuentan con poco o ningún apoyo familiar en Haití, dejándolos abandonados a su suerte.
A pesar de la violencia y las limitaciones de acceso, los trabajadores humanitarios permanecen en el terreno y continúan brindando ayuda a quienes la necesitan. En lo que va de año, la ONU y sus aliados han proporcionado alimentos a más de 1,2 millones de personas, así como casi medio millón de suministros esenciales de agua, saneamiento e higiene. También hemos examinado a casi 300.000 niños y niñas en busca de desnutrición y ofrecido servicios de salud a cerca de 600.000 personas. Pero esto dista mucho de ser suficiente.
Dadas las condiciones que empeoran día a día, es urgente ampliar la respuesta humanitaria, incluso en las zonas controladas por grupos armados. Esta respuesta también debe fortalecer la capacidad y la resiliencia de las organizaciones e instituciones haitianas a largo plazo.
Una respuesta ampliada y sostenida solo tendrá éxito con el firme apoyo de este Consejo. Ahora es el momento de que todos invirtamos en Haití, su gente y su futuro. Sin embargo, el margen de actuación se está reduciendo.
Insto a los miembros del Consejo a comprometerse a adoptar una serie de medidas fundamentales para ayudar a la población de Haití.
En primer lugar, insto a utilizar su influencia sobre los actores estatales y los grupos armados para proteger los derechos humanos, poner fin a las graves violaciones de los derechos de niños y niñas, y cesar los ataques contra las infraestructuras civiles.
En segundo lugar, es fundamental aumentar significativamente la financiación humanitaria flexible para los actores humanitarios en el terreno. Actualmente, el plan de respuesta humanitaria para Haití solo cuenta con un 42% de financiación para 2024.
A continuación, es necesario aumentar las inversiones complementarias en servicios sociales básicos y en ayuda al desarrollo para apoyar la recuperación y fomentar la resiliencia.
Por último, debemos mejorar el apoyo a la protección de las operaciones humanitarias en el terreno.
Hoy es mi última oportunidad de dirigirme a ustedes como Defensora Principal para Haití ante el Comité Permanente entre Organismos. Quiero aprovechar esta ocasión para agradecerles por sus esfuerzos hasta la fecha para aliviar la crisis y les imploro que prioricen urgentemente un mayor compromiso político y financiero con Haití.
Este es un momento crucial para el país, con el Consejo Presidencial de Transición y el Gobierno en funciones liderando los esfuerzos, y con la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad respaldando las iniciativas de seguridad. Estos son pasos importantes.
Ahora debemos hacer nuestra parte. La comunidad internacional cuenta con las herramientas y recursos necesarios para ayudar a Haití a superar esta crisis y emprender un camino sostenible hacia la recuperación. La clave radica en la voluntad: ¿tenemos la determinación de hacer lo necesario y de trabajar codo a codo con el pueblo haitiano para construir una sociedad pacífica y próspera donde se respeten y defiendan los derechos humanos? Estoy convencida de que sí.
Los haitianos, especialmente los niños y niñas, cuentan con nosotros. No debemos ni podemos decepcionarlos".
Para colaborar con el trabajo de UNICEF en emergencias como la de Haití: www.unicef.es/donacion-fondo-de-emergencias
Acerca de UNICEF
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Elena María Hernández Martínez
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