Violencia en Mosul: el niño que no abandona a sus peces de colores
La violencia en Mosul obliga a miles de niños a abandonar la zona oeste de la ciudad. Estas son las historias de algunos de ellos.
Nuevos desplazados, víctimas de la violencia en el oeste de Mosul, están llegando al campamento de Hamam Al Alil en furgonetas y autobuses conducidos por el ejército iraquí. Mientras tanto, otras familias dejan sus tiendas de campaña, maleta en mano, listas para volver a sus hogares en la zona este de la ciudad.
Ninguna de las personas con las que hablamos tiene una historia feliz que contar y son pocos los que nos dejan sacarles fotos. Temen por la seguridad de sus familiares que siguen en Mosul y por ellos mismos.
Niños de Irak: historias de una huida
Un hombre nos presenta a sus 2 hijos pequeños de mofletes redondos y semblante serio. "Tenía una hija, pero murió en un bombardeo", nos dice con naturalidad.
Otro grupo de familias recién llegadas espera a que los hombres pasen por el centro de registro. Las fuerzas de seguridad analizan a todos los hombres y a los niños mayores para comprobar que no forman parte del ISIS.
Las mujeres también tienen mucho que decir. Hablan unas por encima de las otras sintiéndose libres por fin para contar el infierno que han vivido durante los 2 últimos años y medio y en el viaje de huida desde la ciudad.
La matriarca, cuya cara y manos están cubiertas por tatuajes tribales de color azul, nos cuenta cómo escaparon.
"Los bombardeos se hicieron insoportables y, además, llevábamos un mes teniendo muchas dificultades para comprar comida. Esta mañana hemos caminado durante una hora hasta que el autobús militar nos ha encontrado. Nos han ayudado mucho y nos han dado hasta su propia ropa. Hemos viajado durante media hora con ellos y acabamos de llegar al campamento".
Los niños están visiblemente conmocionados. Los más pequeños se asustaron cuando oyeron los bombardeos, según nos cuentan sus madres. Uno de los niños mayores, Mohammed de 11 años, dice que en el campamento de Hamam Al Alil por fin se siente a salvo.
Violencia en Mosul: ayudamos a los desplazados
Justo a la entrada del campamento, un emprendedor ha montado una peluquería que también sirve de punto de carga de móviles gracias al generador que ha conseguido. Los recién llegados se cortan las barbas impuestas por el ISIS y nos piden que les saquemos fotos cuando ya estén afeitados. Otros se agolpan alrededor del cargador para poder llamar a sus familias y decirles que están a salvo o para contarles que pronto volverán a casa.
Los recién llegados van formando largas filas a lo largo de la valla mientras esperan para recibir agua, comida y un kit básico de higiene que les ofrecemos desde UNICEF con ayuda de otras organizaciones.
Fuera del perímetro del campamento, los colores vivos de las frutas y verduras de los vendedores contrastan con el cielo gris, las tiendas de campaña blancas y el marrón del suelo embarrado.
Marwa, sus hermanos y los peces vuelven a casa
Una familia, en su mayoría compuesta por mujeres y niños, espera fuera de la valla para volver a su casa en Hei Philistine, en la zona este de Mosul. Una de las niñas, Marwa, nos regala una gran sonrisa mientras nos muestra su abrigo amarillo. Nosotros nos esforzamos por oírla entre el estruendo de los tractores y camiones que entran y salen del campamento.
Su hermano mayor protege entre sus manos una jarra de plástico que contiene 2 peces de colores.
Durante los enfrentamientos, el ISIS obligó a esta familia a abandonar su casa de la zona este de la ciudad para mudarse a un barrio de la zona oeste de Mosul llamado Hei Tayaran.
Las fuerzas iraquíes recuperaron su barrio hace unos días y la familia huyó a Hamam Al Alil. Tras pasar un tiempo en el campamento han decidido volver a casa. Ellos y sus peces de colores.