Niños rohingya en Bangladesh: el 'efecto mariposa' de una vacuna
La vida de la pequeña Januba cambió cuando huyó de Myanmar. Hoy hay esperanza en su mirada. En esta Semana Mundial de la Inmunización ha recibido una vacuna que salvará la vida de muchos niños rohingya.
06/04/2018
Llevo apenas 2 meses trabajando como voluntario en prácticas en la sede de UNICEF España en Madrid. Cada día leo noticias e historias de niños que viven situaciones muy difíciles en diferentes partes del mundo. Antes las podía ver o leer en los medios, pero conocerlas ahora tan de cerca es mucho más impactante.
De todas ellas, la historia de Januba Begum, me ha tocado especialmente. Vive en un asentamiento improvisado en los límites de Bangladesh. Es una de las muchas niñas rohingya que, junto a su familia, se vio forzada a huir de Myanmar debido a los constantes ataques que sufrían por parte del ejército.
Es la única niña entre 6 hermanos varones y, con solo 12 años, se enfrenta día a día con la responsabilidad de sacar adelante a su familia. Hace unos meses su madre enfermó y, desde entonces, ha tenido que abandonar la escuela y tomar las riendas de una realidad que le supera. ¿Os lo podéis imaginar?
Es en Burmapara, un campamento para refugiados rohingya, dentro del distrito de Cox’s Bazar en Bangladesh, donde Januba ha tenido la suerte de ser vacunada durante una de nuestras campañas de inmunización. La situación por la que atraviesa no es nada fácil y el futuro no parece ser mucho más alentador. Esta vacuna puede marcar una diferencia para toda la comunidad rohingya y también para ella.
Los datos que nos llegan son estremecedores y, a veces, no es fácil mantener la compostura ante tanta barbarie. Desde que aumentaron los ataques a finales de agosto de 2017, son casi 688.000 los refugiados rohingya que han atravesado la frontera huyendo de la atrocidad, siendo alrededor de 400.000 las niñas y niños afectados.
Niños rohingya: bajo amenaza constante
La alta densidad de población en los campamentos hace que aumente el riesgo de brotes de enfermedades. La cobertura de vacunación entre los recién llegados es baja y, de hecho, ya ha habido varios casos de cepas de sarampión y difteria.
Las malas condiciones sanitarias y de higiene en estos asentamientos provocan que proliferen virus como el cólera o la diarrea acuosa aguda que, bajo todo pronóstico, empeorarán con el monzón, ya que tendrán que enfrentarse a ciclones y lluvias torrenciales.
En el mismo distrito donde vive Januba, en Cox’s Bazar, pero en otro asentamiento, en Balukhali, la realidad es muy parecida. Allí vive la pequeña refugiada rohingya Asma Bibi, de tan solo 8 años de edad.
La vacuna que está recibiendo es contra la difteria, un virus que era poco común gracias a la inmunización pero que está resurgiendo a raíz de un brote con los más pequeños de nuevo como los más vulnerables. Desde UNICEF hemos llevado a cabo 6 campañas de vacunación en todo el sur de Bangladesh y hemos atendido a más de medio millón de niños.
Hay veces que perdemos la voz al ver cómo mueren niños por enfermedades que no tienen cura o tratamiento, pero es aún peor cuando sabemos que el motivo de la agonía y de la muerte se podía haber evitado. Se estima que al año mueren 1,5 millones de niños menores de cinco años a causa de enfermedades prevenibles mediante la vacunación.
Son muchos los países que necesitan vacunas con urgencia y desde UNICEF aprovechamos la Semana Mundial de la Inmunización para dar voz a los más de 19 millones de niños en todo el mundo que no reciben ninguna y que corren el riesgo de contraer enfermedades potencialmente mortales.
El caso de Januba o el de la pequeña Asma nos mantienen con la esperanza viva y con las ganas de seguir trabajando cada día hasta conseguir erradicar todas y cada una de estas enfermedades. Gracias a vuestra ayuda estamos en más de 190 países y, desde 2000, hemos contribuido a la vacunación de más de 1.900 millones de niños en todo el mundo.
Miles de niños rohingya huyen de la violencia.
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