Niños de Irak: cuando la familia lo es todo
Para los niños de Irak que se han visto obligados a abandonar sus hogares, la familia es más importante que nunca. Los lazos y las redes familiares pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte.
Ya han pasado casi tres años desde que se inició el conflicto en Irak para recuperar las zonas controladas por el llamado Estado Islámico. Las familias sienten la presión del conflicto en muchos sentidos: comparten alimentos y el cuidado de niños, estiran los limitados recursos económicos, usan contactos para obtener información sobre familiares desaparecidos y planifican viajes que podrían conducir a la libertad o la muerte.
Para Zahra, la familia es lo que le ha ayudado a sobrevivir en los últimos dos años y medio. También es lo que que le ha dado fuerza para huir de Mosul y poner a salvo a sus cuatro hijos.
"Somos una familia grande. Somos cuatro hijos y cuatro nueras. A su vez, cada familia tiene tres o cuatro hijos. Algunos miembros de la familia están aquí y otros todavía en Mosul".
"Durante tres años, la vida fue aburrida, muy aburrida. Era difícil ir a cualquier parte, así que solíamos quedarnos en casa. Afortunadamente, nuestra familia siempre tenía comida, pero algunos de nuestros vecinos sufrían. No había dinero para casi nada más".
Niños de Irak: "Fusilaron a nuestros vecinos"
"Mi hermano y yo decidimos irnos con nuestros hijos cuando los ataques aéreos y tiroteos aumentaron. Un grupo de vecinos huyó antes que nosotros y acabaron siendo fusilados. Nosotros lo logramos, pero recorrimos todo el camino desde Rashidiya hasta el puesto de control para entrar en Kurdistán. Las fuerzas kurdas nos trajeron aquí, al campamento de Dibaga".
"Fue muy duro. Caminamos durante más de diez horas y solo podíamos llevar en brazos a dos de los niños. El resto tenía que caminar. No tenían zapatos y hacía frío porque era invierno".
Zahra sostiene en brazos a su hijo menor, Ahmed. Es un bebé tranquilo con el pelo rubio y grandes ojos azules que parecen no inmutarse ante la multitud de personas que se sientan alrededor de la tienda. Sus otros hijos se reúnen a su alrededor.
Niños de Irak: "Pasamos mucho miedo en el camino"
"Pasamos muchísimo miedo durante el camino. Lo único en lo que pensábamos era en llegar a algún lugar seguro".
Una de las cuñadas de Zahra se sienta a su lado, vestida con una túnica rosa brillante y un hiyab negro. Sostiene a uno de sus propios hijos y trata sin éxito de ocultar su cara mientras que las lágrimas caen lentamente sobre sus mejillas. Los terribles recuerdos de ese día siguen muy presentes para esta familia.
Zahra continúa: "Vine con mis cuatro hijos, mi hermano y su familia. Mi marido se quedó para cuidar a sus padres y nuestras propiedades. Él me dijo: 'No estoy dispuesto a dejar todo para ir a sentarme a una tienda de campaña’. Pero era demasiado peligroso para los niños y para mí que nos quedáramos. Al menos soy una de las mujeres afortunadas dentro del campamento porque sé dónde está mi marido".
Niños de Irak: 5 hijos y un marido secuestrado
Ella asiente con la cabeza hacia otra mujer sentada en la tienda. "Ella tiene cinco hijos, y su marido fue secuestrado cuando estaban tratando de escapar. Hace meses que no tiene noticias suyas. Es difícil para ella cuidar a los niños sin su marido para apoyarlos".
"Nuestros vecinos son como nuestra familia también. Los conocemos desde siempre; crecimos con ellos y celebramos sus bodas y los nacimientos de sus hijos. Cuando nuestros vecinos no tienen familia, se convierten en familia también. Trabajamos juntos para criar a los niños y asegurarnos que todos tengan comida. Eso es lo que hacen las familias: cuidan los unos de los otros".