Durante este 2021 protegeremos del frío invierno de Siria a miles de niños
Invierno en Siria: 10 años de guerra y COVID-19.
22/01/2021
Han pasado casi diez años desde el inicio del conflicto en Siria, y durante todo este tiempo los niños y niñas han tenido que soportar el peso de una guerra que no eligieron.
Los millones de niños nacidos en Siria desde 2011 no han conocido otra cosa que guerras, pérdidas y desplazamientos. Muchos de ellos están creciendo como refugiados lejos de sus hogares. Para ellos, una vida sin violencia y sin miedo es algo que solo escuchan en los cuentos antes de dormir, como los cuentos de hadas en un lugar muy muy lejano.
Millones de adolescentes, que alguna vez estuvieron llenos de vida, potencial y sueños, son ahora adultos que luchan por mantenerse a flote en una situación económica que no deja de empeorar: más del 80% de la población de mi país vive por debajo del umbral de la pobreza.
En esta época del año, el invierno es lo que está en la mente de todos los padres. Los niños que viven en campamentos de tiendas de campaña y asentamientos informales son especialmente vulnerables, ya que han huido de sus hogares con poco más que la ropa que llevaban puesta y viven con el temor constante de despertarse en una tienda de campaña inundada debido a las fuertes lluvias o nevadas.
En vez de jugar, estudiar o descansar, se pasan el día recogiendo basura, escombros y ramas secas para quemarlas y calentarse. Incluso aquellos que han regresado a los escombros de lo que antes solían llamar hogar, no tienen ventanas o puertas para defenderse del frío.
2020 ha sido un año difícil para las personas de todo el mundo, pero ha sido especialmente complicado para los niños de Siria, donde algunos estaban empezando a ver que un destello de normalidad volvía a sus vidas. Las necesidades de las familias que ya eran vulnerables se han visto agravadas por las restricciones de la COVID-19 y una situación económica cada vez peor, que deja a los padres impotentes para satisfacer las necesidades más básicas de sus hijos, incluida la ropa de invierno.
Como madre, sé que lo que mueve a cualquier padre o madre es el deseo de que sus hijos estén seguros, sanos y felices. Como trabajadora humanitaria de UNICEF, también sé que cuando las circunstancias se vuelven abrumadoramente difíciles para que los padres mantengan a salvo a sus hijos, UNICEF da un paso al frente para echar una mano a las familias vulnerables.
Cada año, UNICEF distribuye kits de ropa de invierno de primera necesidad para niños y niñas de hasta 14 años, que incluyen botas, ropa térmica, abrigos y gorros, guantes y bufandas de lana.
Para este año, en UNICEF necesitamos urgentemente unos 22,44 millones de dólares (unos 18,5 millones de euros) para llegar con nuestros kits de ropa de invierno a unos 435.000 niños y niñas, incluidos los recién nacidos vulnerables, hasta marzo en Siria. Si no conseguimos reunir estos fondos en los próximos días y semanas, miles de niños estarán aún más expuestos a medida que bajen las temperaturas.
Estos niños y niñas son el motivo por el que nos dirigimos hoy a ti. Con tu apoyo, podemos ayudar a los niños de Siria no solo a sobrevivir, sino también a prosperar y alcanzar su máximo potencial en la vida.
La mejora del bienestar de los niños con los kits de ropa de invierno distribuidos por UNICEF
Cinco niños, niñas y adolescentes sirios nos cuentan el impacto que ha supuesto en sus vidas y en las de sus familias recibir nuestros kits de ropa de invierno en 2020.
Mustafa, de 13 años, sostiene orgulloso el kit que le hemos entregado en Hamourieh, una zona rural de Damasco. “Me suelo poner tres o cuatro jerséis para ir a la escuela porque no tengo un abrigo de invierno calentito. Ahora ya tengo uno para protegerme del frío y de la lluvia".
Ghina, de 10 años, recibe ropa de invierno nueva, distribuida por UNICEF en Hamourieh, una zona rural de Damasco, en la República Árabe Siria, el 9 de enero de 2020. “Me pondré el gorro de lana hasta en la cama, para estar abrigada por la noche”, dice emocionada Ghina, de 10 años. En su casa hace ahora mucho más frio, porque una de las ventanas se ha roto y la han tapado con un plástico hasta que puedan permitirse repararla.
“Nuestra casa resultó destruida por los enfrentamientos, así que ahora vivimos en una habitación en una granja”, nos cuenta Akram, de 16 años, que usará los zapatos que le hemos dado cuando ayude a su padre en la granja. “La ropa nos mantendrá calientes, especialmente por la noche”, agrega. Su hermano Mohammad, de 14 años, sentado en la moto, también ha recibido su kit de invierno.
“A veces tenía que faltar a la escuela porque la única ropa que tenía no estaba seca a tiempo”, dice Avrin, de 7 años, que no puede ocultar su felicidad con su ropa de invierno nueva, que hemos distribuido en la aldea de Ghernata, en una zona rural del norte de Alepo.
"No tenemos calefacción ni ropa de invierno. Por eso odio el invierno, hace mucho frío", afirma desde Ma’adan (norte) Hamid, de 11 años, que no se termina de creer que pueda haber tanta ropa calentita dentro de una caja. Él y su familia han estado huyendo de la violencia dentro de Siria durante más de tres años.
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