"El ébola es como un incendio forestal"
Un mes luchando contra el ébola da para mucho. Nuestro compañero Jerome Kouachi nos cuenta desde el epicentro de la última epidemia cómo es convivir cada día con este virus mortal.
04/09/2018
Un mes después de la declaración de una nueva epidemia de ébola en la República Democrática del Congo (RDC), Jerome Kouachi, nuestro coordinador de respuesta en el país, nos acerca la situación de los niños y nos cuenta cómo nuestro trabajo los está protegiendo.
¿Qué estamos haciendo desde UNICEF para luchar contra el brote de ébola?
Desde UNICEF estamos trabajando con el Gobierno de la República Democrática del Congo para ayudar a detener la cadena de transmisión de la enfermedad. En UNICEF nos centramos en llevar a cabo actividades de comunicación para informar y proteger a las comunidades locales, en asegurar el acceso al agua y el saneamiento y en poner en marcha iniciativas de higiene para prevenir la propagación de la enfermedad entre los niños. También damos apoyo psicosocial a las familias afectadas por la enfermedad.
¿En qué punto está el brote de ébola hoy?
Desde la declaración del brote el pasado 1 de agosto hasta el 29 de agosto, se han reportado 115 casos. Eso sí, aunque hay personas que siguen cayendo enfermas, la cantidad de personas confirmadas como infectadas disminuye cada día. Es decir, La transmisión continúa, pero parece disminuir. Esta tendencia epidemiológica a la baja muestra que los esfuerzos del Gobierno, con el apoyo de aliados como nosotros, tienen un impacto real. Si continuamos con esta tendencia, podremos contener y detener la propagación del virus del ébola en un futuro cercano.
Este es el primer brote de ébola en esta parte del país. ¿Cómo acogen las poblaciones nuestro trabajo?
Gracias a nuestras actividades puerta a puerta y con las comunidades, las personas en las áreas afectadas están empezando a ser conscientes del peligro del ébola pero también están aprendiendo a saber cómo prevenirlo. El miedo a la estigmatización también está disminuyendo gracias a nuestro trabajo: las personas saben que deben ir al centro de tratamiento o contactar al número de alerta tan pronto como aparezcan los primeros síntomas o cuando una persona cercana fallezca.
Ébola en RDC: "Los supervivientes son la esperanza"
¿La gente se involucra en la lucha contra el virus a nuestro lado?
En la ciudad de Beni o en el camino a la localidad de Mangina, donde ha reaparecido el virus, vemos cada vez más comerciantes que instalan dispositivos de lavado de manos para sus clientes e incluso para los transeúntes. Efectivamente, las comunidades se están movilizando en la lucha contra el ébola.
Además, varios supervivientes de la enfermedad se han movilizado también para informar y sensibilizar a los vecinos. Desde el comienzo de la epidemia, 21 personas se han curado y 11 se han unido a nuestros equipos. Gracias a ellos, podemos demostrar a las comunidades que es posible vencer al ébola y que un tratamiento temprano, es decir, en los primeros síntomas, es esencial. Estos supervivientes son un mensaje de esperanza para la comunidad y para todos los afectados por la enfermedad.
¿Qué retos específicos plantea este décimo brote de ébola en la República Democrática del Congo?
En primer lugar, la ubicación del epicentro del brote presenta desafíos significativos ya que se encuentra en una zona afectada por el conflicto armado. Esta décima epidemia, además, está afectando particularmente a mujeres y niños. Y, por último, que coincida con 'la vuelta al cole' también la convierte en una gran reto, ya que 82.500 niños regresarán a la escuela en las áreas afectadas por la epidemia. Trabajamos contrarreloj para garantizar que los niños que vuelven a clase estén seguros.
Personalmente, ¿cómo has vivido este primer mes de respuesta contra el ébola?
Luchar contra una epidemia como el ébola es un trabajo diario. Tenemos que estar listos los 7 días de la semana y casi las 24 horas del día. A menudo digo que el ébola es como un incendio forestal: pequeños incendios pueden ocurrir en cualquier lugar y hay que apagarlos lo más rápido posible para evitar llamas.
Además, las condiciones de vida en Mangina, el epicentro de la epidemia, no son nada fáciles. Los equipos que llevan aquí semanas, trabajando permanentemente, han demostrado una gran resistencia.
Es un gran reto, pero ver a personas curadas del ébola que abandonan el centro de tratamiento, me da una nueva vida. Especialmente cuando son niños que encuentran a sus padres. Debemos continuar y multiplicar nuestros esfuerzos para detener la propagación de la epidemia de una vez.