Día Mundial de la Salud: 24 horas que salvan vidas en Sudán del Sur

"Si no hubiésemos llegado hoy, el niño habría muerto esta mañana", me dijo Christopher, el Oficial de Salud de UNICEF, desde Ajuong Thok, Sudán del Sur. En este Día Mundial de la Salud, destacamos el incalculable valor de la cobertura sanitaria universal.

Día Mundial de la Salud: Vacunación Sanitaria Universal en Sudán del Sur

Dau Kiir, trabajador sanitario, hace una de sus visitas a domicilio a Lina Abui, que vive en Ajoung Thokla, una comunidad de acogida.

07/04/2018

Estamos en Ajuong Thok, al norte de Sudán del Sur, con Lina, madre de 3 hijos y 20 años. Mapir, el pequeño de 9 meses, enfermó de malaria hace cinco días y muestra signos bastante graves. Esta ha sido la primera vez desde que nació que ha recibido tratamiento: "tenía la esperanza de que al salir el sol, Mapir seguiría vivo", dice Lina con tristeza en su rostro.

En Ajuong Thok hay un campamento de refugiados donde residen personas que huyeron de los combates de Sudán del Sur, y en el que se está desarrollando un programa piloto para prevenir y tratar enfermedades infantiles. Desde 2016, junto a African Humanitarian Action (AHA), hemos tratado a más de 26.000 niños.

La mortalidad de los menores de 5 años en Sudán del Sur es extremadamente alta: 93 niños por cada 1.000 nacimientos, o dicho de otra forma: mueren unos 850 niños cada semana. Las tres principales causas de estas muertes son la malaria, la diarrea y la neumonía. Además, la desnutrición generalizada hace que los niños sean aún más vulnerables.

La mayoría de estas muertes se puede prevenir, pero el problema es que, a menudo, los niños no reciben el tratamiento oportuno o por la distancia o por la falta de servicios de atención primaria.

Con la formación de hasta 70 personas en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades, así como en la detección de la desnutrición aguda grave en los niños, el programa trata a los pacientes en sus casas y enseña a las familias a prevenir problemas.

Sudán del Sur: límite 24 horas

El objetivo del programa es tratar a cada niño en las primeras 24 horas desde el inicio de los síntomas, cosa que se ha alcanzado en un 98% hasta ahora: "es uno de los programas más exitosos en los que he estado involucrado", nos cuenta Christopher Otti Ajumara.

Recibir el tratamiento en el propio hogar significa que los pacientes no se ven obligados a visitar centros de salud lejanos y desbordados: "los especialistas pueden tratar a los pacientes en el ambiente donde se ha detectado la enfermedad. Pueden saber mejor por qué el niño está enfermo", nos dice.

Ashi Kaka llegó al campamento huyendo de los combates. Es madre soltera de ocho hijos y dice que no puede cuidar de ellos si va a la clínica: "ahora, gracias a Dios, tenemos a los trabajadores sanitarios que vienen a mi casa si alguno de mis hijos enferma, incluso si es de noche, y además me dan todos los medicamentos necesarios. He conseguido tener tiempo para cuidar de la casa y ganar dinero para comer".

En el campamento de Ajuong Thok, hogar actual de más de 37.000 refugiados, me encuentro con Maria Chichi, trabajadora del programa desde finales de 2016 que, después de haberse ganado la confianza de las madres de la comunidad, se ha convertido en la primera persona a la que acuden cuando un niño enferma.

Sudán del Sur: salud casa por casa

"A menudo me despiertan varias veces por la noche las madres, nerviosas porque ayude a sus hijos. El tratamiento y la concienciación deben ir siempre unidas, pero si agarras un micrófono la gente no te va a entender. Lo mejor es ir casa por casa, hablar directamente con las personas, que puedan entenderte bien", dice Maria.

Mariam Ezikial, de 35 años, es madre de seis hijos. Su familia, junto con otras 50 personas, recibió una formación en salud y prevención de enfermedades, donde se sensibiliza sobre temas como el lavado de manos, un saneamiento adecuado o la inmunización.

"Cuando nos sentamos a tomar café les digo a mis amigos y vecinos cómo mantener su higiene para estar sanos. Al principio me preguntan por qué tienen que hacer eso, de donde vienen 'no nos lavamos las manos'. Pero al repetírselo todos los días, se han ido dando cuenta de que es bueno y deben hacerlo", dice Mariam.

Como resultado de este proyecto piloto, se ha reducido en un 40% el número de niños menos de 5 años con neumonía grave, malaria y diarrea. Christopher cree que gran parte del éxito se debe al compromiso y la pasión de los voluntarios sanitarios.

"Este trabajo lo siento de corazón. Y lo hago libremente, con el deseo de salvar las vidas de las personas", dice María.

Ellie Kealey

Productor digital de UNICEF Sudán del Sur