¿Imaginas dar a luz con la linterna de un móvil?
Esta es la dura historia de nuestra compañera Jonia, farmacéutica del equipo de Timor-Leste. Desgraciadamente, vivió en su propia piel cómo la falta de recursos marca la diferencia entre la vida y la muerte. En su caso, desgraciadamente, perdió a uno de sus bebés con tan solo un día.
07/08/2019
Jonia es propensa a la preeclampsia, por eso ha dado a luz tres veces por cesárea. En mitad de la cirugía en su segundo parto, se fue la luz en el hospital.
"Estaba en el hospital para un chequeo prenatal y vieron que mi presión arterial era demasiado alta, por lo que me ingresaron durante más de una semana para hacerme un seguimiento minucioso. Finalmente, tomaron la decisión de intervenirme", explica.
"Justo en ese momento, hubo un corte de luz en el hospital, por lo que tuvieron que usar un generador para suministrar energía al quirófano, la unidad de hemodiálisis, la unidad de cuidados intensivos y la sala de pediatría", continúa. "Durante la operación, se cortó también la electricidad en el quirófano porque el generador no pudo sostener las cuatro salas".
Sin otra opción disponible, los cirujanos tuvieron que terminar de coser los puntos a Jonia a la luz de la linterna de un teléfono móvil.
Pero sin electricidad, la incubadora no funcionaba, lo que significaba que su hijo recién nacido prematuro no podía mantenerse lo suficientemente caliente y, lamentablemente, falleció un día después del parto.
"Con el programa de UNICEF mi hijo hubiera sobrevivido"
Esto pasó hace cuatro años y Jonia nos cuenta que si el programa de UNICEF en el que está trabajando actualmente hubiera estado implementado en aquel entonces, su bebé podría haber sobrevivido.
"Mi neonatólogo me dijo que con electricidad la incubadora habría funcionado y mi bebé podría haberse salvado", nos explica con dolor.
Debido a su trabajo, Jonia ha tenido que volver varias veces al mismo barrio y al mismo hospital donde vivió esta tragedia y ya está viendo mejoras. "La última vez que fui logré que, gracias al programa de UNICEF, cambiáramos todas las incubadoras viejas y las reemplazáramos con nuevas con más autonomía, lo que significa que ahora estamos salvando la vida de recién nacidos prematuros como el que yo perdí".
La preeclampsia es una de las afecciones médicas más comunes que las mujeres de todo el mundo pueden experimentar durante el embarazo, lo que causa hipertensión y disfunción renal. Sin atención médica, los casos graves pueden ser potencialmente mortales tanto para la madre como para el bebé.
En España, esta es una de las razones por las que las embarazadas tienen controles de presión arterial regulares durante el embarazo.
La atención médica en Timor-Leste es gratuita, pero la realidad es que muchas familias viven demasiado lejos de los centros de salud y no pueden pagar el coste de viajar a las clínicas.
Timor-Leste es una región montañosa. Muchas comunidades viven muy lejos de los centros de salud y durante las estaciones lluviosas, los ríos suelen inundarse dejándolas aisladas.
Esto significa que las mujeres a menudo no buscan atención médica hasta que es demasiado tarde. Cuando llegan, las complicaciones pueden ser tan graves que no pueden ser tratadas en clínicas de salud locales y deben ser derivadas a un hospital a horas de distancia.
La mayoría son muertes prevenibles
La triste realidad es que muchas madres y bebés están muy lejos de la ayuda y Jonia nos cuenta que si ella hubiera vivido en una zona rural del país, bien podría haber sido una de las muchas mujeres en Timor-Leste que mueren durante el parto.
"Cuando visito las clínicas de salud, encuentro que hay un gran número de madres embarazadas que han muerto de una preeclampsia como la que yo tuve", explica. "Sobreviví a mis tres embarazos porque vivo en la capital, donde puedo acceder más fácilmente a la atención médica".
La historia de Jonia lamentablemente no es inusual. Incluso dentro de su propia familia hay otra historia de los peligros de dar a luz en Timor-Leste.
"Mi tía vivía en un pueblo y no pudo llegar a un centro de salud debido a la distancia. Fue asistida por una matrona tradicional durante el parto. Desafortunadamente, falleció por una ruptura del útero".
Timor-Leste tiene algunas de las peores estadísticas de muertes neonatales y maternas en la región del sudeste asiático. Actualmente por cada 1.000 bebés nacidos, 19 mueren.
La madre de Jonia era enfermera, algo que, según ella, la inspiró a estudiar farmacia y unirse al equipo de UNICEF.
"Sabía que muchas madres embarazadas mueren durante el parto y quería trabajar en esta área en UNICEF para proporcionarles medidas preventivas que puedan salvar más vidas y mejorar su salud".
Se pueden salvar más vidas
Jonia dice que, si bien ha visto un progreso significativo gracias a nuestros programas, aún queda mucho por hacer para garantizar que más madres y bebés reciban la calidad de atención médica que se merecen. "Creo que podemos acelerar aún más la reducción de la mortalidad materna, neonatal e infantil".
Desde UNICEF, con compañeros como Jonia, seguiremos trabajando para mejorar el sistema de salud del país y la infraestructura que lo respalda: electricidad, carreteras y sistemas de agua. Además, brindamos asistencia técnica y fondos para apoyar la capacitación del personal sanitario, suministramos equipos y mejorar las clínicas y puestos de salud en las áreas más remotas y aisladas.
¿Te gustaría hacer algo extraordinario hoy?
Hazte socio. Elige ahora tu aportación mensual.
