Conflicto en Siria: tiempos difíciles para las madres desplazadas
El conflicto en Siria ha obligado a 6,8 millones de personas a abandonar sus hogares. Sumidas en la incertidumbre que este desplazamiento forzoso supone para ellas, madres como Nada, de 28 años, aprovechan cualquier apoyo que se les brinda para cubrir las necesidades básicas de sus hijos mientras tratan de buscar un futuro mejor.
Nabil, Mohammed y Lana, los tres hijos de Nada.
Nada y su familia abandonaron su pueblo, Al Shajarah, después de que se convirtiera en escenario del conflicto sirio, hace ya más de 3 años. Ahora se refugian junto a otras 40 familias desplazadas en una antigua escuela de la ciudad vecina de Dara.
El recuerdo de aquellos días provoca amargura y desesperación en Nada. "Jamás olvidaré el día en el que abandonamos nuestro hogar bajo un bombardeo constante", nos dice. "Salimos corriendo con lo puesto".
Nada, su marido Ahmad y sus tres hijos comparten una pequeña aula con Suheir, de 29 años, y su familia, que huyeron de Heet, otro pueblo de la zona.
Las condiciones de vida son insostenibles en esta escuela-refugio. Las dos familias comparten un pequeño espacio que han separado con una sábana blanca. Las habitaciones están húmedas y frías y solo hay dos cuartos de baño a compartir por 40 familias. Además no hay suficiente agua potable para todos.
Agua y vacunas para los niños sirios
Desde UNICEF distribuimos agua a estas familias con ayuda de organizaciones locales. "Recibimos agua cada tres días, pero no es suficiente para cubrir las necesidades de todas las familias", nos dice Nada.
A pesar de las dificultades, Nada es una mujer que muestra determinación y coraje. "Juntas, Suheir y yo, hemos aprendido a llevar nuestra vida aquí lo mejor que podemos", nos cuenta. “Cocinamos juntas, nos ayudamos la una a la otra a limpiar la habitación y nuestros hijos juegan juntos", añade con una sonrisa.
Hace unas semanas, los niños de ambas mujeres fueron vacunados contra la polio en una de las campañas de inmunización que apoyamos y con la que hemos llegado a más de 2 millones de niños menores de 5 años.
"La vacunación es clave en tiempos de guerra", dice Hanaa Singer, representante de UNICEF en Siria. "En UNICEF trabajamos codo con codo con nuestros heroicos miembros de los servicios de salud locales, que trabajan bajo circunstancias muy difíciles para poder llegar al mayor número de niños posible, incluyendo a los que están en zonas de difícil acceso o que están bajo asedio.
La lucha por salir adelante
Desde el inicio del conflicto en Siria, Nada y su marido han tenido que vender sus pertenencias para poder poder llegar a fin de mes. El escaso salario de su marido —menos de 80 dólares al mes— no cubre los gastos familiares.
"Hemos vendido todos nuestros aparatos electrónicos a un precio muy inferior a su valor real", dice Nada. "También he tenido que vender mi oro, que era parte de mi dote".
Para la familia de Nada y tantas otras que están pasando por esta durísima situación, los 10.658 paquetes de prendas de abrigo que distribuimos en Dara este invierno no tienen precio. Cada paquete contenía ropa interior, pantalones, camisetas, zapatos, calcetines, guantes, un gorro y una bufanda.
Nada recibió tres kits de ropa, uno para cada niño. Y fue todo un alivio ya que la menor, de tres años, Lana, ya se había puesto enferma varias veces debido a las bajas temperaturas.
Los niños sirios, marcados por el conflicto
Para dos de los hijos de Nada, Nabil de seis años y Mohammad de cinco, la brutalidad de este conflicto es algo natural ya que es la única realidad que han conocido. Nos damos cuenta cuando los vemos jugar. Como tantos otros niños, Nabil y Mohammad juegan a la guerra.
"Cuando llegamos al refugio mis hijos solían jugar a la guerra con los niños de aquí", dice Nada visiblemente consternada por lo que nos cuenta. "Cogían palos de madera y jugaban a ser soldados".
En UNICEF damos apoyo psicosocial a estos niños para que puedan recuperarse de los horrores vividos.
"Basado en actividades recreativas, deportes y juegos, nuestro programa psicosocial proporciona un ambiente estimulante que favorece la comunicación, la cooperación y las habilidades de los niños", dice Singer. "A los niños que necesitan ayuda adicional les proporcionamos atención personalizada y nos aseguramos de que reciben todo el cuidado que necesitan".
Conflicto en Siria: anhelos de paz
Nada y Suheir son dos de las millones de madres víctimas del conflicto sirio que no anhelan más que un mundo mejor para sus hijos. "Lo único que queremos es que haya paz", dice Nada.
Nada es una mujer formada y, por tanto, una firme defensora de la educación. "Me gustaría que mis hijos tuvieran la mejor educación", nos dice.
"A Nabil le gustaría ser medico", añade. "Y voy a hacer todo lo posible para que cumpla su sueño", promete.
La vida de millones de niños sirios está en riesgo
¡Dona ahora!