Cómo cuidar la salud de los niños en la vuelta al cole
Enfermera saturada nos da claves útiles y nos recuerda que proteger a nuestros hijos e hijas del coronavirus es tarea de todos, y depende en gran medida de que los adultos seamos responsables y no pensemos de manera individual.
15/09/2020
Cada año, el mes de septiembre llega repleto de reencuentros con los amigos, nervios y dudas para los más pequeños de la casa. La siempre estimulante “Vuelta al cole” trae el regreso de los madrugones, las rutinas, alguna que otra lágrima el primer día y la tan necesaria formación. Pero este año la realidad de la pandemia que nos ha tocado vivir hace que sea una vuelta muy diferente y con más nervios y dudas de los habituales, algo perfectamente comprensible.
Nadie duda de que es imprescindible y necesario retomar la educación de los niños, frenada en seco hace seis meses por el estallido de la COVID-19, pero debemos hacerlo en entornos lo más seguros posibles y con todas las garantías que podamos ofrecer.
Proteger a nuestros hijos e hijas del coronavirus es tarea de todos, y depende en gran medida de que los adultos seamos responsables y no pensemos de manera individual: lo que hoy afecta a otra persona siempre terminará afectándome a mí de un modo u otro.
Por eso mismo, una primera medida de responsabilidad social sería no llevar a los niños al colegio si presentan algún síntoma compatible con la COVID-19, aunque eso suponga un problema de organización en casa.
Fiebre, tos seca, dolores musculares o decaimiento
Cada día, antes de ir al colegio, debemos comprobar si nuestro hijo tiene fiebre, tos seca persistente, se queja de dolores musculares cuando habitualmente no lo hace, presenta un cansancio o decaimiento que nos hacen indicar que algo no va bien o si durante el desayuno se queja de que ha perdido el olfato o el gusto.
En caso de que el niño, o una de las personas que conviven con él, presente alguno de estos síntomas debemos actuar con responsabilidad, contactando con el centro de salud en vez de llevarlo al colegio a ver si se le pasa.
¡Mascarilla y al cole!
En caso de no presentar ninguno de estos síntomas, que será lo más habitual, ¡mascarilla y al cole! Recordando siempre que debe llevar una de repuesto y un estuche o bolsita de tela donde guardarla en los momentos de la comida.
Si utiliza transporte escolar para llegar al colegio, le recordaremos la importancia de sentarse siempre en el mismo sitio, una medida eficaz que ayudará a los rastreadores en caso de que aparezca algún positivo y que también se realiza en los comedores escolares.
Respecto a los geles hidroalcohólicos, antes de nada recordaremos que es muy importante no utilizarlos en niños menores de 2 años y a partir de esa edad con supervisión mientras no sean algo mayorcitos. Lo ideal para acabar con el virus en nuestras manos son el agua y el jabón, pero no siempre tenemos esa posibilidad y para esos momentos está el gel.
Es importante que contenga, como mínimo, un 70% de alcohol ya que si tiene menos no será lo suficientemente potente como para dejar al virus sin su cubierta que le sirve de escudo. No olvidemos que si tenemos las manos visiblemente sucias el gel no sirve de nada y tendremos que pasar irremediablemente por el agua y jabón.
¡Ay! Las mascarillas… las tenemos de tantos tipos que a veces no sabemos cuál elegir, pero en realidad es bastante sencillo: o una quirúrgica de usar y tirar o una higiénica de usar y lavar. En ambos casos es imprescindible que cumplan la normativa UNE (14683 o 0065 respectivamente), y solo cuando hablamos de niños en grupos de riesgo o con determinadas patologías estaría recomendado el uso de mascarillas tipo FFP2 o KN95.
En lo que respecta a la alimentación de los niños, no hay fórmulas mágicas para evitar el contagio. Ni suplementos, ni vitaminas, ni ningún alimento en concreto va a evitar que el niño se contagie. El único secreto es que el niño tenga una alimentación variada y equilibrada, priorizando el consumo de frutas, verduras, hortalizas, lácteos… Algo que no solo mejorará la salud y el estado inmunitario del niño, si no que incluso hará que mejore su rendimiento escolar si lo sumamos al respeto de las horas de sueño adecuadas.
Confiar en los niños y en los maestros
Todos los colegios han adoptado medidas y precauciones para que los niños aprendan y se relacionen con seguridad. Es cierto que el “riesgo cero” no existe y ningún centro escolar nos lo puede garantizar, pero debemos confiar en los niños y en los maestros.
Con medidas como los pasillos de sentido único, diferentes turnos de entrada y salida para evitar aglomeraciones, la ventilación frecuente en las aulas, el refuerzo de la limpieza o los grupos de convivencia estables que no interactúan con el resto de los alumnos, el riesgo de rebrote se ha bajado al mínimo.
Este año, más que nunca, confiemos en los niños y escuchémosles para una vuelta al cole segura. Ellos también llevan meses aprendiendo sobre el lavado de manos, la distancia y el uso de mascarilla.